Cuando vallas a la casa de Dios
Eclesiastés 5:1-2: 1 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. 2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
Tres cosas son muy claras, tres normas que debemos guardar cuando entramos a la casa de Dios:
1) Guarda tu pie:
Cuando vengamos a la casa de Dios evitaremos llegar tarde y salir con prisa. Dedicamos solamente dos horas a la semana. El Señor dice: cuando vengas a la casa de Dios, guarda tu pie, es decir, no tengas prisa, guarda tu pie.
Otra forma que altera la bendición, es salir constantemente durante la reunión por ciertos pretextos: ir al baño, revisar el auto, ver un anuncio del tablero, hacer fila, sin esperar a que termine la reunión. Mis pies no pueden estar afuera, si está escrito: cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie.
2) Acércate más para oír:
Esto implica estar atentos al mensaje, al consejo de la Palabra de Dios, para esta semana.
Dice: Cuando fueres a la casa de Dios, acércate más para oír, no para hablar, sino acércate más para oír, no solamente a Dios que es nuestra prioridad, sino también oír al prójimo, porque hay quienes llegan necesitados, atribulados y al escucharles les podemos ministrar.
3) No te des prisa con tu boca:
Esto implica no comprometerse a la ligera. Cuando se hacen anuncios y hay algo que nos invita a comprometernos, se nos invita a levantar la mano; hay quien lo hace por imitación, con poca seriedad. Hemos de cuidar el no comprometernos a la ligera, no faltar a la seriedad, cuidar de no interrumpir los mensajes, de no llegar a la iglesia a propagar chismes o a murmurar.